Más allá su connotación religiosa, Jesucristo es tal vez uno de los personajes más influyentes de la historia de la humanidad y en Latinoamérica, su corazón es objeto de devoción para millones de personas. Por eso , te compartimos algunas curiosidades sobre él a propósito de nuestra mochila “Sagrado Corazón de Jesús” de nuestra línea Motivos Sagrados:
“Sagrado Corazón de Jesús: En vos confío”
- La figura de Jesucristo es venerada o reconocida espiritualmente por más de la mitad de la población de la Tierra. Un 33% del planeta profesa religiones basadas en Jesús y otro 30% sostiene creencias religiosas que lo consideran como un maestro, un profeta o un ser iluminado.
- El Sagrado Corazón de Jesús es un símbolo de amor infinito. Su devoción se originó en el medioevo a través de los escritos de algunos santos católicos, pero fue a partir de finales del siglo XVII que se consolidó y se propagó por el mundo tal y como la conocemos hoy.
- La devoción al Sagrado Corazón de Jesús fue traída a Latinoamérica por los jesuitas. Ecuador fue el primer país del mundo consagrado oficialmente al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María en 1873.
- Trece países latinoamericanos han sido consagrados al Sagrado Corazón de Jesús: Ecuador, El Salvador, Guatemala, Venezuela, Colombia, Nicaragua, Costa Rica, Brasil, México, Bolivia, Chile, Honduras y Perú.
- Colombia se consagró al Sagrado Corazón de Jesús el 22 de junio de 1902 pidiendo por el fin de la guerra de los mil días que acabó 4 meses después. El sagrado Corazón de Jesús fue en ese entonces un símbolo de reconciliación entre partidos.
- Simbología: El sagrado corazón está representado como un corazón en llamas, con una herida sangrante, una cruz y una corona de espinas. La cruz y la corona de espinas representan la forma dolorosa y humillante como Jesús murió y las llamas representan su amor por la humanidad.
- El segundo puente festivo del mes de junio en Colombia existe gracias a la celebración de la Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.
Sea cual sea la religión que uno profese, no puede negarse el valor y el poder del mensaje de amor de Jesús para la humanidad:
“Amaos los unos a los otros como yo os he amado “