La Economía Naranja es otro nombre dado a la Economía Creativa definida en 2001 por John Howkins.  La Economía Creativa es aquella en la cual el valor de sus bienes y servicios se fundamenta en la creatividad y la propiedad intelectual, como por ejemplo las artes visuales y escénicas, la artesanía, el cine, los videojuegos, el turismo, los bienes y servicios culturales, etc.  En otras palabras, la Economía Naranja se basa en las transacciones entre quienes crean bienes y servicios creativos o culturales con sus correspondientes derechos de propiedad intelectual y quienes los disfrutan o los consumen.

La Economía Naranja comprendía en 2005 el 6,1% de la economía mundial, y en 2011, los bienes y servicios creativos constituían la quinta mercancía más transada a nivel global.  A nivel regional, la contribución de la Economía Creativa o Naranja a Latinoamérica y el Caribe, según cifras de  Oxford Economics (varios) y cálculos del Banco Mundiales de 174.757 millones de dólares  y 10.2millones de empleos.

La Economía Naranja parte de la premisa de que la Cultura no es Gratis;  la cultura tiene un valor y los bienes y servicios culturales y creativos tienen un valor simbólico intangible que supera a su valor de uso.  Los viajes, las visitas a los museos y las idas a cine que hacemos dejan en nosotros aprendizajes y representan experiencias mucho más valiosas que la mera cifra de dinero invertida en ello, por ejemplo.

Sin embargo y lamentablemente la cultura en su conjunto es tratada por la sociedad como un bien público y los bienes públicos suelen ser víctimas de la tragedia de los comunes[1], lo cual  sucede tanto con los recursos naturales como con la cultura.

Latinoamérica y el Caribe tienen una gran riqueza natural y cultural.  Por eso la Economía Naranja es una gran oportunidad para regenerar el tejido social, cerrar las inmensas brechas sociales e impulsar el desarrollo económico de la región.  La Economía Naranja permite reconocer la actividad de nuestros artesanos y artistas como un trabajo legítimo, y pensar en una remuneración adecuada con el fin de crear oportunidades de progreso para ellos apoyando la supervivencia de nuestras tradiciones y de nuestra rica cultura, a través de la ampliación de escenarios de comercialización de la misma.

Esto es precisamente lo que pretende hacer Latinlán en San Jacinto:  usar la Economía Naranja y el Comercio Justo para aportar a la regeneración del tejido social después de la sangrienta Violencia en los Montes de María y apoyar el desarrollo económico de la clase artesanal para que mejoren sus condiciones de vida, sean menos pobres de lo que actualmente son y que las nuevas generaciones de sanjacinteros puedan vivir dignamente de un oficio que tiene una tradición de más de cinco siglos, cuya propiedad intelectual es reconocida a través de la Denominación de Origen “Tejeduría de San Jacinto”.

Cuando compras productos Latinlán, reconoces que la cultura tiene un valor y apoyas el desarrollo de Latinoamérica y el de sus artesanos!!!

 

Monica Marquez

Directora Fundación Latinlán

 

 

 

[1] La tragedia de los comunes se refiere a que los individuos de una comunidad, actuando racional e independientemente, por su propio interés, terminan destruyendo de manera no intencional un recurso común, en detrimento del grupo y de ellos mismos.